martes, 15 de agosto de 2017

Carteles en la página





No me gusta, y nunca lo hago, esto de compartir carteles en mi página; mucho menos si lo que contienen es una frase, que normalmente es una obviedad, un lugar común casi siempre tendencioso porque afirma solo una parte del todo. Pero he decidido compartir esta imagen porque resume de manera bastante certera las definiciones que la neuropsicología propone para los estados de depresión, estrés y ansiedad. 
En el primero y el último la cosa está clara. De ahí que algunas terapias que tratan la depresión se ayuden de imágenes reales en las que se observan futuros plausibles, deseados en algún momento por el paciente, que sean posibles (realistas) a corto o a medio plazo; también, con la misma intención, se propone al paciente que realice una ideación (visualización mental) de esos u otros futuros realistas y satisfactorios. El futuro conveniente como antídoto del pasado frente a la depresión.
Por su parte, los estados de ansiedad siempre están relacionados con el deseo de que algo ocurra, o con el miedo de que ocurra algo, con la espera, la incertidumbre y con la autoevaluación de la tolerancia a la frustración en el caso de que no ocurra lo deseado. Aquí la causa es el futuro, que siempre es incierto. Que a veces asusta.
Pero en la definición de estrés como exceso de presente habría que puntualizar más fino para evitar equívocos de comprensión. Se supone que lo que nos dice es que un presente lleno de actividad desenfrenada, de grandes cargas de trabajo, de grandes responsabilidades y profunda preocupación, es un presente excesivo (así mejor que un exceso de presente) que nos conduciría a sufrir estrés. De ahí que convenga y se recomiende desconectar, hacer deporte, realizar actividades relajantes, cambiar de ambiente y hasta de conversación (sobre todo de conversación, porque el estrés simula la obsesión y la manía), disfrutar del ocio, aunque todo esto solo sea a tiempo parcial.
Si así lo entendemos, de acuerdo, aunque a mí me resulte más clarificador un presente excesivo que un exceso de presente. Y es porque considero que vivir consciente en el ahora es una de las mejores terapias antiestrés, y este ahora y un exceso de presente pueden llevar a confusión; pueden, incluso, parecer una contradicción.
Cuando conseguimos vivir conscientemente en el ahora, todo fluye, todo se vuelve cambiante; desaparecen los pensamientos reiterados e insistentes. También fluyen y cambian, se liberan, las sensaciones (sensación: un notar relacionado primariamente con los sentidos físicos, con el soma -frío, calor, cansancio, sueño, hambre, dolor, asco, susto...), y las emociones  (emoción: un sentir primariamente relacionado con la mente, con la psique; un sentir procesado y evaluado mentalmente, donde la existencia del otro, su percepción y su influencia pueden estar presentes -ira, envidia, celos, vergüenza, alegría, tranquilidad...), las que preocupan, las que asustan, en definitiva, las que estresan. Porque vivir en el ahora con consciencia es, como ya se ha dicho, lo que nos permite fluir; porque vivir en el ahora supone vivir el instante, y los instantes se suceden constantemente y nunca son idénticos. Así que, contra el presente excesivo, conciencia del ahora. 



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