Esto es lo que parece que se proponen las redes sociales, hartar. Y lo consiguen. Vamos que si lo consiguen. Basta con que, por ejemplo, visites una página de facebook y que tengas un buen día y te dé por pulsar me gusta; ya la has armado. A partir de ese momento, la página a la que ese buen día, y con tu mejor voluntad de apoyo a lo menos horrible de la Red, te declaraste, comienza a acosarte de tal forma y con tanto ímpetu, que comienzas a sentir mareos; leves al principio, luego más y más fuertes, según vas ocultando las publicaciones que hace continuamente (sí, cada dos o tres segundos) en tu perfil o en tu propia página (depende de donde te encontraras en el momento que pasó por tu cabeza el viento de buena voluntad). Cuando ya has ocultado veinte o treinta enlaces de tu nueva amada, estás abocado a decir, casi con dolor de corazón: ya no me gusta. Pero pasan los días y, por aquello de no parecer un raro, pues vuelves a afirmar me gusta, esta vez ya más convencido de que has encontrado la página de tu vida. ¡Que va! has vuelto a equivocarte, a cometer el mismo error. Y otro desamor al macuto de tus tristes historias de internauta.
Bueno, pues nada; qué le vamos a hacer, habrá que acostumbrarse. Y entonces recuerdas un consejo que no sabes muy bien por qué se te quedó grabado al leer cualquier libro para tirar de esos que colocan en las librerías en la sección de autoayuda, y te dices: ¡Claro!, si lo que tengo que hacer es dejar de andar por ahí declarándome, comentando y votando. Utiliza tus propios recursos, rezaba el consejo. Y, muy decidido, con paso firme, decides dedicarte con exclusividad a tu blog personal; ya vendrá el momento de compartir en facebook o en twitter algunas de tus entradas (por aquello de actualizar tu muro, o tu página). Y es entonces cuando te das cuenta de que los editores de entradas, tanto en bloguer como en facebook, también son harto deficientes. En la mayoría de los casos no existe la cursiva, y ¡hala! todo con comillas, como en el XIX; y no pretendas imponer un criterio cuando adjuntas una foto a una entrada; no, no, ni se te ocurra. Cada vez saldrá de una manera diferente, la que mejor le parezca al editor de turno. En facebook son tan burros, que hasta la palabra facebook aparece subrayada en rojo cada vez que la escribes; vamos, que no la reconoce su corrector ortográfico (hay que joderse).
Y en este mundo on line, donde todo está enlazado, anudado y bien atado, resulta que si visitas mi perfil de facebook, no aparece por ninguna parte que tengo también una página en facebok; o sea que se olvidaron de anudarse a sí mismos; será por eso que para otras cosas están tan despiertos. Por ejemplo, si no quieres estar visible en el chat de facebook, eliges ocultarte y ya está, ¡pues no!; como continúas revisando tu correo personal y algún mensaje te vuelve a llevar a facebook, pues, o tienes la alarma puesta para que suene cada cinco segundos, o te encuentras en la página y otra vez estás visible en el chat, así, por cojones. Y claro, como esto es un patio de vecinos, pues hala, a recibir conversación; si no contestas, otra vez eres un raro; si contestas, has de hacerlo a todos, pues se enteran de tu recientísima actividad, y claro, si a unos sí y a otros no, además de raro, raro, eres un maleducado. Lo que hace que cuando decides trabajar un rato te veas envuelto en una conversación con los vecinos que puede durar horas (depende del aguante del charlatán); como además cada cual habla de lo suyo, terminas con la cabeza como una olla (bueno esto no es grave, porque la mía está así de continuo y por el momento no sufro síntomas de consideración). Por supuesto no trates de ponerte en contacto con algún administrador: facebook no lo administra nadie; su configuración le permite vivir así, sin alma; y otra vez a sentirte raro, raro, raro; porque, o tu pregunta se encuentra entre las más comunes, esas que parece ser que se hace todo el mundo y que yo no me lo creo (en realidad son las que a ellos les conviene responder), o te quedas sin respuesta (ellos en cursiva porque como ya dije aquí atrás, ellos no están, no existen; pero eso sí, aparecen por toda la Red, ocupándolo todo, siempre presentes en el amplio, ancho y largo espacio virtual; y tienen que ser muchísimos, verdaderos ejércitos de hormigas soldado, estos de facebook o twiter; para que luego digan que no existen los extraterrestres). Y si se te muere tu madre que tenía un perfil en estas redes sociales (dios no lo quiera), pues como no hay manera de suprimir la página, cada vez que abres tu máquina y entras a esa misma red, ahí está tu madre sugiriéndote, incansable e inpertérrita, que te amigues con ella (a buenas horas); vamos, que hacen una buena labor psicológica: te confirman que efectivamente era muy cansina; que, dijeras lo que dijeras, incluso rogándolo por favor, ella dale que dale con lo mismo, como el rayo que no cesa; y eso, hay que reconocerlo, libera mucho. Y sale siempre ahí, con la foto, mirándote, acojonándote; salvo que conocieras su clave y modifiques su perfil (qué grima, entrometerte en su perfil ahora que está muerta), y borres todas las fotos; que te va a dar igual, porque como su primer apellido coincide con el segundo de los tuyos, pues ahí está, siempre, todos los días y a cualquier hora, incluso de madrugada, ella que no trasnochaba nunca la pobrecita; y ahora que has retirado el retrato, aparece un monigote vahído, como la foto de un espectro; (¡santo cielo! ¿pero es que a esta mujer no la intimida ni la muerte?). De escalofrío.
Otra pregunta que siempre te encuentras entre esas que todos se hacen, las más comunes o frecuentes, es la siguiente: ¿Quieres que te encuentren todos tus amigos (incluído aquél que odiabas en el instituto; o el malvado profe de mates, que tanta repugnancia te causaba)?, pues pincha en la pregunta, que te vamos a sugerir cómo hacerte ver: promociona tu página ¡Anúnciate! ¿Vosotros creéis de verdad que la mayoría se ha hecho tal pregunta? ¿creéis que la mayoría busca contar con miles de amigos que ni siquiera conoce? Yo creo que no (iluso), que la pregunta te crees que se la hacen todos porque aparece precisamente ahí, en el listado de las más frecuentes; de no aparecer, nunca se te hubiera ocurrido. Qué lista esta marabunta de inexistentes. Marabunta: población masiva de ciertas hormigas migratorias, que devoran a su paso todo lo comestible que encuentran; conjunto de gente alborotada y tumultuosa (no sé cuál de las dos acepciones hay que aplicar para alcanzar la exactitud en este caso; dejemos los dos).