Nos vamos de vacaciones al norte en busca del verde frescor de Galicia y de la arena blanca de las playas del Cantábrico. Además, yo voy al reencuentro con mi patria literaria; con los olores y los gestos que mis antepasados dejaron prendidos al paisaje y a las cosas y al aire que habitan la casa de la abuela y de mi infancia.
Siento una extraña alegría. Y la ilusión de compartir con mi compañera de vida tanta patria. Y la vida vivida.
Siento una extraña alegría. Y la ilusión de compartir con mi compañera de vida tanta patria. Y la vida vivida.
La parra verde de la puerta
sombrea el campo en verano.
La leña seca parece más seca.
Luego, en invierno, volverá a gritar en el fuego
la inapreciable vida que conserva.
Y cuando prenda la llama en la húmeda corteza
será blanco el humo sobre el tejado negro.
Entonces es cuando todos en la aldea
saben que la abuela ha hecho la lumbre.