El caso es que me apetece que aparezca en mi blog. En realidad me apetece que aparezca en cada momento de mi vida. Y así ha sido y así es. (De ahí que aparezca de forma explícita en la dedicatoria de mi libro Mal momento.) Ha sido testigo permanente de mi estar. Ha sabido, unas veces con más acierto que otras, formar parte de mí. Pero lo que no sabe (aún no se lo cree) es que sin estar está: es así porque forma parte de mi vida desde siempre. Nací a su lado, y a su lado aprendí a conocer este mundo. Luego, de ella aprendí a sufrir el crecimiento. Y hoy, tan mayores los dos, me alegro. Buena maestra, buena persona, buena hermana. Siempre estuvo atenta a mis carencias; siempre a mis fracasos (¿fracasos?), a mis alegrías; se alegró sin compasión de mis éxitos y supo vivir con idéntico dolor mis derrotas. Me enseñó, y continúa haciéndolo, de qué va este pasar que es la vida. ¡Admiro en ella tantas cosas! Su ética, tan personal y tan sólida; su continua entrega a los otros; su afán de conocimiento, su permanente crecimiento; su bondad; su capacidad de amar; de comprender; (seguir sería escribir mi biografía);...y su belleza. Porque para mí es la mujer más bella del mundo. Es mi hermana.
martes, 24 de noviembre de 2009
Lo más importante...
jueves, 12 de noviembre de 2009
De vuelta...
Ha habido, durante estos pasados días, algunas personas que han contribuido y participado junto a nosotros de ese estado tan cercano a la felicidad y que también durante un tiempo se quedan en la mente y ocupan los sueños (Mari Carmen, Pedro, Nani, Pablo, Gabi, Mercedes, Maite, Bobby, Miguel, Juani, Jose, John, Antonio, Fina, Juan, Marimar, Plácida, y por supuesto las perras Berta y Shiva, que han ido con nosotros). Gracias a todos.
Ha habido descubrimientos sugerentes, como la revista AJÍCARA, un proyecto joven que trata de crecer con el viento, junto al mediterráneo; la apretada caricia de los calamares recién robados al mar; decenas de ranas saltarinas, como mariposas de agua entre las piernas cuando paseamos el cauce líquido del río Lucainena en Darrícal; y tantas otras cosas en los libros Corazón de perro de Mikhaïl Boulgakov, Moravagine de Blaise Cendrars y Sirio de Olaf Stapleton, lecturas de playa y de terraza de este octubre luminoso en San José.
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