Alfaro me ha enviado esta foto. Resulta que es una playa muy próxima a donde yo estoy ahora; y que hace semanas la zona sufrió inundaciones que produjeron grandes destrozos; por eso, durante un tiempo, las playas han permanecido llenas de cañas, troncos y objetos que resultan extraños cuando aparecen así, varados en la arena o encallados cerca de la orilla.
Se oye decir que el mar se lo traga todo; también, que el mar todo lo devuelve. Yo no creo que sean ciertas ninguna de las dos cosas. Claro que el mar puede llegar a tragárselo todo, pero solo si es muy pesado se quedará en el fondo para siempre. Aquello más liviano termina varado en la playa. Pero en cualquier caso, siempre hay algo, mucho, que el mar no devuelve. Es aquello que el hombre acostumbra a añadir a sus cosas y que queda unido a ellas para siempre; por eso son importantes para cada uno sus objetos más personales. Y es que las cosas que nos rodean acaban por estar enriquecidas de nosotros, y se vuelven una parte representativa de nuestras vidas, de nuestra historia, o al menos de una parte importante de ella. Es por esto que en una buena escena, teatral o cinematográfica o literaria, ningún objeto de los que conforman el atrezo deba ser caprichoso; también es por esto que el actor/personaje ha de conseguir en todo momento una relación natural y acostumbrada con los elementos de esa utilería. Es así porque las cosas se cargan de vida, de significado; y cuando las perdemos, de alguna manera también nos quedamos sin aquello que representaban.
En esta fotografía, para mí bellísima, el mar y el cielo aparecen en movimiento, como ocurre en la realidad; la orilla, llena de ramas deshechas; las rocas, que emergen poderosas del agua; y la silla, encallada en la arena mojada de la playa, aparecen nítidas, quietas, como si el tiempo ya no pudiera nunca más perturbarlas. Orilla, ramas, rocas y silla, son aquí protagonistas aparentemente incombustibles al paso de las horas. Lo que pudieran suponer o significar, sí que se lo ha llevado el agua y tragado el mar.
Os dejo la foto para escuchar vuestros comentarios; a mí me queda escribir la historia que no se ve.
(No dejes de pulsar sobre la foto para poder apreciar el detalle y comprender así la relación con ella que trataré de alcanzar en la historia que escriba)