Una nueva foto para una nueva página del libro La historia que no se ve. En esta ocasión, un desnudo de mujer. La foto me gusta, pero de lo que se trata es de averiguar qué me transmite, qué emociones provoca en mí.
Como siempre, no sé nada de las fotos ni de sus personajes, por lo que para mí esta mujer es anónima; no sé lo que piensa de la vida, de su vida; no sé cómo se siente, a qué aspira o qué planes tiene. Y sigo observando la fotografía.
Por la iluminación parcial, por la oscuridad que habita en ese momento, por la posición en la que está colocado su cuerpo, recibo una extraña sensación de derrota.
Por otra parte, y por la maravillosa curva de su cadera, la supongo femenina, con carácter, atrevida y valiente. Los tatuajes de su piel me animan a continuar por ahí, y también a pensar en los demás, en los otros con los que se cruza.
Desde hace algunos años, el tatuaje ha recobrado buena fama; hasta se le considera una acción artística, y es que en todas partes del mundo hay auténticos artistas tatuadores. Hasta pintores reconocidos han colaborado y colaboran con estos tatuadores. Personas con éxito personal y profesional lucen ahora sus tatuajes sin complejos. Pero vamos a ser sinceros y a reconocer que aún existen muchas otras, casi todas de generaciones anteriores, que siguen viendo mal esta práctica. En España no quieren olvidarse de los legionarios, los reclusos y la gente de mal vivir cuando se cruzan con una persona tatuada. Les cuesta trabajo aceptarlo (la fuerza de los arquetipos); suelen ser las personas de mayor edad, aunque hay de todo. Y lo peor de ellas, de algunas de ellas, es que prejuzgan por el tatuaje a la tatuada; la critican, la quieren lejos, la desprecian, y para justificarse comienzan a presuponer en contra, a imaginarse las vidas de quienes nada saben, y murmuran. Y se inventan chismes.
Ya lo tengo. Escribiré en contra de los chismosos y en defensa de los valientes, de los auténticos, de los que viven libremente el tiempo que les ha tocado vivir, como la chica de la foto.
(He contactado con la modelo para solicitarle el permiso para la publicación. Ahora ya sé quien es, y me siento bien por el asunto que he elegido. Su nombre artístico es Srta Siller y esta es su página https://www.facebook.com/SrtaSiller/ donde también encontrarás su cuenta de Instagram).
(Hacer clic sobre los enlaces que aparecen en color naranja).
Todavía no he publicado la página en La historia que no se ve. Sigo trabajando en algunos versos, porque en esta ocasión he escrito un poema, y a mí en la poesía una de las cosas que más me interesan es cómo se corta o cuándo se rompe cada verso para pasar al siguiente; con este asunto se pueden proponer diferentes lecturas del poema. Así que ahí sigo. Disculpen la demora.
ResponderEliminarEsto del verano asfixiante te desconecta del mundo. Pero ya estoy aquí y la foto me parece muy sugerente.
ResponderEliminarDices "Ya lo tengo. Escribiré en contra de los chismosos y en defensa de los valientes, de los auténticos, de los que viven libremente el tiempo que les ha tocado vivir, como la chica de la foto."
Qué atrevido. Pero lo resolverás bien. Adelante.
Ya está publicada la historia. Espero no haberte decepcionado. Saludos
EliminarHola, Manuel. Estoy registrada y soy seguidora. Únicamente paso por aquí para intentar que me lleguen las notificaciones del blog y de la web.
ResponderEliminarSigo esperando otra maravilla como la anterior.
Un abrazo.
Gracias, Lorni. Espero que funcione. Visita en el correo las bandejas de "social" y spam de vez en cuando; a veces aparecen ahí los avisos.
EliminarUn abrazo grande.
No me gustan los tatuajes son dibujos que te marcan para siempre
ResponderEliminarNo me gusta el para siempre en mi cuerpo y tampoco en mi mente