Hoy, jueves 17 de abril de 2014, a la edad de 87 años, ha muerto en México DF el periodista colombiano y uno de los más grandes escritores de la literatura universal, escribe El País en su edición digital bajo el titular: Luto en la Tierra y en Macondo.
Y es que hoy ha comenzado para Gabriel García Márquez el viaje más largo y maravilloso jamás contado, por caminos de un lugar inconcebible, más allá del espacio y del tiempo y para el que estuvo preparándose acá en la Tierra durante toda su vida; un viaje en compañía de los nunca muertos del todo de su tierra más querida, donde seguirá escuchando historias imposibles que le cuenta la abuela Tranquilina Iguarán y conociendo detalles de batallas reales o imaginadas por su abuelo, el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía.
Porque lo que es seguro es que se quedará en Macondo durante la eternidad, donde podrá ver con sus propios ojos cerrados cómo el náufrago conoce al ahogado más bello del mundo antes de que este aparezca varado en la playa; y sabrá lo que nunca pudo imaginar de la vida no tan triste de la cándida Eréndira y de la de su abuela desalmada. En Macondo se pasará los días que allí no son tales degustando asados de cerdos engordados con rosas y comprobará al fin que se puede estar rodeado de quienes nunca te harán llorar aunque se merezcan tus lágrimas; sabrá de la verdadera angustia en el corazón de Santiago Nasar a las 5,30 de la mañana del día que lo iban a matar, y no tendrá que inventársela para contarla; nada tendrá ya que imaginar, porque donde todo es prodigio no cabe la duda, y verá en el horizonte clarísimo de su mente todo lo que el coronel Aureliano Buendía, muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, había de recordar de aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Un día de estos que nadie conoce, sonará en Macondo el murmullo quedo de la voz de Gabo que sigue contando. (Ya suena, entre las plumas de las alas de su espalda, el compás de un cuento nuevo llegando al oeste, a la vez que el ocaso de la tarde hunde a lo lejos una enorme esfera de fuego en el agua del mar).
Todo está triste hoy en el mundo que ya no tiene a nadie que cuente las cosas que sólo él veía.
ResponderEliminarGracias por este texto Manuel.
Gracias a ti por leerlo y comentar. Sí, todo está triste en un mundo sin Gabo.
EliminarNo se puede expresar mejor una realidad y un sentimiento, Manuel. Gracias por dejárnoslo escrito y poder compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Lorni. Que una poetisa como tú valore mis palabras escritas, es importante para mí; si no luchara continuamente con el "ego", tú serías mi enemigo; pero como mi ego es asunto mío, tú eres quien me premia con sus comentarios. Otra vez, gracias.
EliminarMis manos
ResponderEliminaralas de colibrí,
batiendo
en frenético
aplauso.
aplauso.
En este texto
te sales,Manuel.
Joder...¡cómo lo amo!
Y a ti también.
Me encantaría saber quién eres; ya que publicas el comentario como anónimo. En cualquier caso, muchas gracias por tus palabras. Un saludo.
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