Después de un tiempo sin ocuparme de La historia que no se ve, resulta que limpiando el correo me encuentro con uno en el que José Manuel Alfaro me pedía que escribiera para la foto que adjuntaba.
No sé por qué ese correo se me había despistado. El caso es que me encuentro con una foto en blanco y negro magnífica que, como siempre en este proyecto, provoca en mí algunas emociones en las que tengo que fijarme para escribir "La historia que no se ve". Y las voy a contar.
En primer lugar me llama la atención la oscuridad del paisaje que se ve en la foto; esa oscuridad me produce una emoción de temor. Por otra parte, la ausencia de personajes y la potencia de ese banco vacío, hacen que me embargue una sensación de enorme soledad.
Y luego está el tiempo. Acaso porque los árboles, que salen del encuadre presentándose como gigantes, me hacen pensar que estoy ante una estampa de siglos; que eso lleva así, vacío y oscuro, una eternidad.
Reunidos el temor, la oscuridad, la soledad y una medida infinita de tiempo, me llevan a escribir esta historia que no se ve.
Otra magnífica obra de Alfaro. Me gusta eso de "reunidos el temor, la oscuridad, la soledad y una medida infinita de tiempo, me llevan a escribir..." Pues vamos a ver que sale de la coctelera
ResponderEliminarYa leí tu comentario en LHQNSV. Me agrada que te haya gustado lo que salió de la coctelera, jajajaja
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